a mí, sí

Este blog nace para dar cabida a mis intereses, mis aficiones, mis ideas, mis pensamientos, lo que me apetezca escribir, lo que me apetezca opinar en un momento determinado. Política, cine, literatura, deporte,...
Si a alguien desea participar con sus comentarios, será un placer, para mí, leerlos. Una única norma, la misma que me aplico a mí mismo. Cualquier opinión será bienvenida. Lo mismo una que su contraria...
Pero no me permitiré ni permitiré la mala eduación, lo soez, lo chabacano, lo faltón, lo vulgar...
Todo eso, en "aunque a nadie le interese", está proscrito.
Bienvenidos.

jueves, 16 de agosto de 2012

Fernando Llorente, Javi Martínez y el Athletic

Corren tiempos revueltos para nuestro Athletic. La decisión de Fernando Llorente de buscarse nuevos horizontes ha caído como una losa sobre la institución. Sin embargo, solo ha sido el principio. Todo parece indicar que Javi Martínez va a dar el salto al fútbol alemán, al más prestigioso e histórico de sus clubes, el Bayern de Munich. Ojalá se quedaran, como hincha desde que nací lo digo, pero...

El asunto ha alcanzado el nivel suficiente para superar a la crisis y a nuestra indecente clase política autonómico-nacional como tema de conversación preferente.



Primero fue el delantero. Se suceden las opiniones de quienes pretenden llevar la discusión al nivel de lo trascendente, lo metafísico, casi lo espiritual. Y es que, claro, el Athletic es más que un club. Es un sentimiento.

Efectivamente, el Athletic es un sentimiento... Por supuesto. El Athletic es un sentimiento... y el Madrid...y el Barça...y el Atlético...y el Murcia...y el Liverpool...y el Yokohama Marinos... De hecho, todo equipo de fútbol es un sentimiento para muchas, muchas personas.

Lo que pasa es que Llorente no es un sentimiento, sino una persona. Como tal persona tiene que pelear por conseguir los logros, objetivos o metas que más le interesen.



Los trabajadores pueden:
a) no recibir oferta de trabajo alguna (por desgracia, pasa mucho hoy en día)
b) recibir una única oferta de trabajo (que puede aceptar o no, según le apetezca)
c) recibir más de una oferta de trabajo (caso, por ejemplo, de Llorente), lo que le lleva a tener que valorar las distintas circunstancias cara a elegir la más adecuada.

Ahí entran tantas variables como imaginar podamos. Sueldo fijo, extras por objetivos, país, ciudad, títulos a los que optas, competiciones en las que vayas a participar, bienestar familiar, ... y podemos seguir.

Que el equipo "sea un sentimiento" podría contar pero como todos lo son...



Que el equipo pretenda contar con la "mejor afición del mundo" podría contar pero como la mejor afición del mundo no existe... Porque, al menos todas las que yo conozco, la nuestra incluida, cuentan con elementos fascistoides que se dedican a insultar y/o agredir a rivales o a propios que lleven enseñas que no son de su agrado, o que silben lo que esta gente dice que hay que aplaudir o aplaudan lo que esta gente dice que hay que silbar. Y, por supuesto, esas actitudes no son compatibles con el galardón de "mejor afición del mundo". Habrá algún equipo libre de estos tumores malignos humanos, pero como ahora mismo no se me ocurre ninguno...




Que el equipo recuerde casos de jugadores que renunciaron a otras mejores condiciones contractuales por seguir en el club podría contar pero ¿existe algún club en el que no haya algún jugador dispuesto a permanecer aún con peores condiciones?... Desde Primera División hasta Regional, cada uno en su medida, en todos, todos, los equipos, encontrarás algún jugador que piense así. Es su derecho.

Que el equipo pretenda que "Llorente no sería nada si no fuera por el Athletic", como también se escucha estos días, podría contar pero, en realidad, ¿alguien se lo cree? O sea que Llorente ha llegado a lo que es por venir al Athletic. Si hubiera ido a Osasuna o al Zaragoza ahora estaría picando piedra en la cantera. De todos es sabido que si un jugador quiere llegar a algo tiene que crecer en el Athletic. Llorente, en otro equipo, no hubiera alcanzado ni el 1,85 cms. De hecho es sorprendente lo bien que juegan Ronaldo o Messi sin haber pasado por Lezama. Iker Jiménez tendrá alguna explicación para ese fenómeno.



A mí me suena ese argumento. Me lo achacó mi anterior empresa cuando recibí una oferta, que resultaba más interesante, por parte de otra. Con lo que yo había aprendido allí... En aquel entonces, personas que se indignan con la decisión del riojano, me aconsejaron que aceptara la oferta que más me convenía. Eso sí, Llorente, no. Llorente, en el Athletic, que para eso es un sentimiento.

Llorente está obligado a hacer lo que haría desde el primero hasta el último seguidor rojiblanco. Decidir lo que más le convenga. Punto.

Y, por otro lado, Javi Martínez. Si se confirma su salto al Bayern de Munich, no queda sino darle la enhorabuena. Marcharía a una competición modélica, una competición con campos llenos todos los fines de semana, una competición con equipos saneados y sin problemas económicos, marcharía a jugar en su más renobrado exponente, el Bayern, jugando cada año la Champions, peleando por ganarla, por ganar la Bundesliga... Un éxito, un paso adelante para él y un orgullo para Osasuna y Athletic, donde ha ido formándose poco a poco.



Espero que nuestro inefable Presidente, en ocasiones, sordomudo, en otras, ojalá lo fuera, no sea tan ridículo de buscar la forma de que Javi Martínez se vea obligado a pagar el IRPF. Vendiéndolo por la cláusula de rescisión no habría necesidad, y, así, el Athletic no quedaría como una especie de banda terrorista, secta o Mafia en la que se puede entrar, pero no salir.

Y, en el horizonte, Amorebieta (que en Inglaterra seguro podría triunfar) y Muniain.



sábado, 4 de agosto de 2012

Cuando fuimos los mejores...

Va para ocho meses sin asomarme por aquí. Motivos de sobra tengo. El más importante, simple falta de apetencia. No debo olvidar que ésto es una afición, un pequeño vicio. No es una razón ni un objetivo. Si sientes que tienes algo que decir, a otros o solo a tí mismo, adelante. Si no, ¿para qué molestarse?

He tenido otros blogs. He participado en otros más. He sentido esa sensación de que tu opinión importa, porque media docena de personas te leen (algo más de 200 fue mi record en un día). Por esos mundos de internet, a lo mejor, circulan entradas mías, incluso algunas que, ahora mismo, ya no comparto. Al fin y al cabo, yo escribo lo que pienso en un momento dado. Soy permeable a la argumentación y no me cuesta recular si me convencen.

Hoy estoy aquí. ¿Por qué? Pués por nada trascendente, tremendamente serio o importante. Venía de sacar a mi perra esta mañana en el coche y en el CD he oído aquella mítica canción de los difuntos Cicatriz, "Escupe".

Sólo una canción, punkarra, de aquellos años 80-90 que viví todo lo a tope que pude. Quizá no tanto como los miembros de Cicatriz. Solo uno ha sobrevivido, y no de los originales.

Pero a lo que voy. Fueron años hermosos. Sí, es posible que nos pasáramos demasiado. Es posible que nuestros padres sufrieran nuestros pequeños excesos. Éramos veinteañeros y queríamos disfrutar. Se podría decir que el período lunes a viernes no era más que una pequeña hibernación entre fin de semana y fin de semana... Pero tampoco era así porque, ¿acaso entre semana no se podía liarla también?

Han pasado muchos años, lustros, de hecho. Sin embargo, aún vivimos de aquellos recuerdos. Aún, cuando nos juntamos, o cuando hablamos con quienes no nos conocían por entonces, nos gusta recordar aquellas aventuras. Aquel salir el viernes, ir a urgencias de madrugada el sábado porque un amigo se había dado con la nariz en el suelo con tal de no derramar el kalimotxo, seguir el resto del sábado, dejar al amigo de la nariz rota en su casa, porque ya no podía más, y acabar tú en la tuya en la madrugada del domingo.

Aquel salir de trabajar a la medianoche de un día ignoto de entre semana, ir con el compañero a jugar una partida de mus con otros pérdidos de la media noche y acabar comiendo jamón a las cuatro de la mañana en una tasca de mala muerte.

Aquel llegar a casa con un amigo a las 8 de la mañana, encontrarte con tus padres y hermano pequeño a punto de salir hacia la playa y decirles que te vas a asear para ir a pasar el día al monte. Tras ello, salir, cruzar la calle y pedir otra ronda mañanera.

Aquel...

Habrá quien entienda echar así la vista atrás y zaherirse, y pensar "si hubiera hecho esto o lo otro", "si hubiera obedecido más", "si hubiera estudiado más", "si...".

No merece la pena, os lo juro. Ahora, muy próximo a los 45 años, que se dice pronto, miro hacia mi pasado y me alegro de decir que no me arrepiento de nada. Soy un cuarentón más o menos feliz. Vivo con la mujer que quiero. Procuro que nuestras vidas se rijan, en la medida de lo posible, por disfrutar juntos de lo que podamos disfrutar, sea un viaje o un capítulo de una serie de televisión.

Y si tengo algo claro es que, si cojo mi experiencia vital, si elimino de ella algo que se supone que fue un error, seguro que todo podría haber sido diferente. La vida es una sucesión de errores y aciertos y de sus consecuencias. La más mínima diferencia te lleva por otra senda. Quizá si hubiera hecho algo diferente sería un millonario que escribiría esto desde su propia isla en el Pacífico. Pero también podría ser un infeliz solitario. O un profesional bien pagado casado con una mujer insoportable... Véte a saber.

No, no merece la pena arrepentirse. Estamos donde estamos. Aprovechémoslo de la mejor manera posible. Procuremos disfrutar de la vida en la medida que ésta nos lo permita. No dejemos de hacer lo que queremos por el simple hecho de que a otros no les parezca bien. No hagamos lo que no queremos porque otros piensen que lo tenemos que hacer.

Es el único consejo que puedo dar. Vuestra vida es vuestra. ¡Vivirla!

Aquellos años, los 80-90, ¡qué buenos fueron! ¡Cuantos errores cometí! Pero, a pesar de todo, resulta que aún, hoy en día, décadas después, los sigo disfrutanto.

Aunque sea a través del recuerdo de aquellos tiempos, "Cuando fuimos los mejores",,, Grande Loquillo...